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Condenaron a Rivas a prisión perpetua por planificar el crimen de Benedetich

En un denso ambiente, cargado de ansiedad y nerviosismo, el Tribunal de la Sala II en la Cámara del Crimen condenó en fallo unánime a Liliana Rivas a la pena de prisión perpetua por encontrarla coautora responsable de organizar el crimen de su esposo, el ex basquetbolista Enzo Benedetich. Los jueces entendieron probada la hipótesis de la planificación del homicidio y consideraron que las dos versiones que dio Rivas del hecho fueron una maniobra de “auto encubrimiento” para evadir la responsabilidad. También sostuvieron como “casi segura” la participación del ex sargento de Policía Rubén Armando Flores, quien murió en un aparente suicidio, a quien endilgaron realizar los cuatro disparos que hirieron mortalmente a Benedetich. En este sentido, los jueces entendieron que a pesar de no haber “prueba directa” que vincule a Rivas con el hecho, existe “una constelación de prueba indirecta, de indicios” que converge “inequívocamente” en una “sola conclusión posible”.
Este fallo es el segundo revés que suma la imputada, puesto que ya fue condenada por el mismo delito –Homicidio doblemente agravado por el vínculo y por alevosía– y a la misma pena por la misma Sala integrada por otro Tribunal, cuya sentencia fue declarada nula por la Sala Constitucional y Penal del Superior Tribunal de Justicia de la provincia, que ordenó que se emitiera un nuevo dictamen.
Rivas permanecerá en libertad bajo caución hasta que el fallo quede firme puesto que la querella no solicitó lo contrario. El viernes 21 a las 12 se realizará la lectura íntegra de la sentencia.
Nueva prueba. El Tribunal, que estuvo integrado ad hoc por Hugo Perotti, José María Chemez y Miguel Ángel Giorgio, leyó el adelanto de la sentencia ante una sala abarrotada de familiares de la víctima, de la imputada y de periodistas de medios gráficos, digitales, radiales y televisivos. Menos de 15 minutos le bastaron a Perotti, quien presidió el Tribunal, para adelantar algunos de los pilares sobre los que asentaron su decisión los jueces. Básicamente, dieron credibilidad a los testimonios de los nuevos testigos que fueron incorporados a esta audiencia a pedido de la querella y la Fiscalía. Se trató de Marcelo Moyano, Adrián Lell, Zulma Soabe, Fabricio López y Adrián Tropini, quienes, a excepción de Tropini, sostuvieron relatos que comprometieron a la imputada. Especialmente se destacaron los relatos de Moyano y Lell, que trabajaban con Rivas, e instaron a Ivana Toso, que también trabaja con ellos, a que declarara todo lo que sabía del caso. Así, Toso cambió su declaración y en esta audiencia manifestó que Rivas le contó que planeaba matar a Benedetich.
El Tribunal respondió a la defensa respecto de dos cuestiones que fueron planteadas en los alegatos. Se trató de la violación a los principios de Non bis in idem, por el que nadie puede ser juzgado dos veces por la misma causa, y de doble riesgo. Sobre el primero señalaron que ya se habían expedido y mantuvieron el mismo criterio de rechazo; en tanto que del segundo explicaron que “no hay doble riesgo para quien fue condenado, sino para quien fue absuelto y por una decisión de un Tribunal superior vuelve a ser juzgado”.
Sobre la incorporación de nueva prueba en esta audiencia, que generó un fuerte cuestionamiento de la defensa, los jueces manifestaron la “validez” de la misma, dándole credibilidad a los testimonios de López, Soabe, Moyano, Lell y Tropini.
De todos un poco. Perotti destacó los alegatos de todas las partes. En esta audiencia la querella particular estuvo a cargo de Marcos Rodríguez Allende y Walter Rolandelli; el Ministerio Público Fiscal fue representado por la Procuradora Fiscal adjunta Cecilia Goyeneche y el fiscal de Cámara Rafael Cotorruelo; y la defensa fue responsabilidad de Guillermo Vartorelli y Miguel Ángel Cullen. El presidente del Tribunal expresó: “Nos gustaron mucho los seis alegatos, todos fueron muy sustanciosos, todos nos dejaron algo, pero sobre todo nos convenció el de Cecilia Goyeneche cuando planteó las tres hipótesis”. Se trató de las dos versiones que dio Rivas, una en el hospital San Martín, refiriendo un asalto y robo a la salida del cajero; la segunda, cuando a los pocos días cambió su relato y sostuvo que a su esposo lo mató un conocido en venganza por una supuesta deuda; y la hipótesis que finalmente primó, sobre la planificación del homicidio.
Respecto de las dos primeras, el juez explicó que tras analizarlas “las consideramos insostenibles, ilógicas, por varias razones” y añadió que “la explicación que nos pareció la más real, la más lógica, la más plausible es la tercera, la de la planificación; de un plan criminal organizado por su esposa Liliana Rivas con la casi segura participación del extinto Rubén Armando Flores”.
Sin prueba directa. El fallo se sostiene sobre la evaluación de una serie de indicios que, analizados en conjunto, permitirían arribar a la certeza de que Rivas planificó el crimen de su esposo. Perotti realizó una introducción para darle contexto a la decisión de condenar a prisión perpetua a la imputada: “Sobre el punto crucial, más complejo, que más discusión tuvo referente a la autoría adjudicada a Liliana Rivas en mi voto pongo dos guías, dos faros iluminadores. Uno es el nuevo concepto o manera de interpretar el concepto de verdad, ya no es el de la Inquisición, de verdad real, material, ya no es aceptable; hoy es una verdad jurídica, judicial, forense, una verdad discursiva de acuerdo con un modelo constitucional. Ya el Tribunal no tiene que buscar la verdad real sino que tiene que ver si se confirma una de las dos tesis en disputa. La otra columna es un nuevo, moderno, autorizado concepto sobre certeza”.
Tras aquella aclaración, señaló: “De aquí en más aclaro, porque lo digo en mi voto, no hay una prueba directa” y remarcó “debemos reconocer que no hay una prueba directa, no hay un testigo presencial, no hay una prueba de contexto, pero sí hay una constelación de pruebas indirectas, de indicios, de razonamientos e inferencias que concluyen inequívocamente a una sola conclusión posible, que es que Liliana Rivas organizó la cena en el Costerito para, en algún punto del recorrido, levantarlo a Flores, con quien había una cierta relación, al menos de amistad o laboral intensa, y en algún momento de ese recorrido Flores le produjo los cuatro balazos que ocasionaron la muerte a Benedetich”. Sobre las versiones de Rivas sostuvo que “el relato posterior no fue más que un auto encubrimiento por parte de quien consideramos coautora del hecho”.

Final de una etapa
Tras la lectura de la sentencia, Walter Rolandelli manifestó que “el juez se apoya en la certeza de que esta querella pregonó durante todos los alegatos; en todas la coincidencias que hubo, las que fueron exhibidas por los testigos Toso y (Eduardo) Lorenzi, de quien la defensa no mencionó en los alegatos”. El querellante juzgó que estos testimonios “son dos columnas” sobre los que se sostuvo la acusación.
El pasillo de la sala de audiencias reunió a los familiares de Benedetich, que se abrazaban con dolor y recibían el fallo con serena satisfacción, con los de Rivas, quienes también se comportaron con estoicismo ante la dureza de la sentencia. Rodeado de ese clima lleno de congoja, Rolandelli entendió que “culmina una etapa, se trata de un escalón importante” y reconoció que “esto es el comienzo de lo que será la Casación”, en alusión a los planteos de reserva de acudir ante el Superior Tribunal de Justicia que hizo la defensa.

 

Fuente: El Diaio