Centros de acompañamientos y rehabilitación permanecen cerrados a pesar de la flexibilización de ciertas actividades. Muchas familias piden retomar los tratamientos.
Desde que se decretó la pandemia por coronavirus en el país, todas las actividades se vieron afectadas en mayor o menor medida. Hoy, cinco meses después de que el Gobierno anunciara el aislamiento social, preventivo y obligatorio, los diferentes rubros están volviendo a la rutina poco a poco.
Hay familias que pudieron seguir con los respectivos tratamientos, como es el caso de Amaia, una nena de 8 años, que tiene parálisis cerebral y epilepsia refractaria. Ella estuvo casi dos meses sin realizar sus terapias, pero por suerte pudo retomarlas y seguir progresando en su hogar. Para eso minutouno.com habló con su mamá, Ana Valeria Flores, que nos contó la situación que les tocó a travesar, como a muchos otros niños que hoy siguen esperando ver a aquellos profesionales que tanto los ayudan.
“Esto es una situación complicada para los chicos con discapacidad, con parálisis cerebral, autismo, en fin, las diferentes patologías. Lo que está sucediendo es que desde que comenzó la pandemia, obviamente como en todos lados, cerraron los centros educativos terapéuticos, centros de rehabilitación, todos los lugares donde ellos concurrían a hacer las diferentes terapias como ser fonoaudiología, estimulación visual, terapia ocupacional, kinesiología motora y varias más “, comenzó contando Ana sobre los diferentes tratamientos que realizan los pequeños.
Luego, contó la situación que están atravesando varias familias desde que se anunció la cuarentena. “Al cerrar estos centros, muchos quedaron en la nada misma, los chicos y grandes también. Amaia, en casa estuvo dos meses, como mucho, prácticamente sin terapias. Ella siempre las tuvo pedidas en domicilio, ella hacía terapias en domicilio para rehabilitarse en cuanto a lo visual, su motricidad y seguía rehabilitándose y concurriendo, además, para una conexión más social con el otro, iba al Centro Educativo Terapéutico todos los días, cuatro horas “.
“Lo que se está pidiendo en realidad, sabemos que los centros no van a abrir, por el momento, porque como todos los colegios también están cerrados, pero los chicos necesitan porque se ponen duros, o sea sus huesos, tienen calambres muy fuertes, le traen otras complicaciones a nivel físico, a nivel de desarrollo “, expresó la mamá de Amaia respecto a las complicaciones que sufren los niños. Y agrega: “Los chicos con autismo, por ejemplo, necesitan mantener un equilibrio, su estado emocional es muy relativo, pasan de una agresividad muy fuerte. Todas las terapias ayudan mucho a los papás a ayudarlos a contener a sus hijos “.
Consultada sobre los tratamientos que más se están necesitando, Ana nos contó que “las terapias físicas y de neurodesarrollo “serían las más necesarias para “poder mantenerlos en una estabilidad, ellos necesitan mucho de una rutina, tener la rutina de sus actividades porque al no tener las terapias que puedan movilizarse, los que no pueden tener movilidad propia, como Amaia, necesitan que alguien les movilice las piernas, los brazos. Si bien nosotros como padres lo hacemos, no es lo mismo, no somos los profesionales “.
«Esto conlleva a graves situaciones para ellos. Trabajando en lo que es la espalda, su columna cada vez se hace más una escoliosis y eso trae una complicación más grande que después los chicos terminan en una cirugía de columna que es muy comprometedora«, expresó Ana respecto a las diferentes complicaciones que pueden empezar a aparecer en aquellos pequeños que no están recibiendo el tratamiento que les corresponde.
Por otro lado, hablamos con Jesica, mamá de Fátima que tiene 18 años. Ella tiene diagnóstico de Cuadriparesia Espástica con Autismo y asiste a un centro educativo terapéutico en Pilar por la mañana y a la tarde hace terapias asistida con perros.
«En todos estos años de terapias asistidas con perros, en todos estos años de terapias que costaron mucho sacrificio ya sea horas de no dormir, pelear con obras sociales, prepagas pudimos hacer que Fátima tenga todo lo necesario para su mejor calidad de vida», comenzó Jesica sobre cómo es la situación de su hija.
Y agrega: «Desde que empezó la pandemia, Fátima presenta cambios bruscos en su sueño, agrede y se autoagrede de una manera que ya no se la puede contener, llora todo el día, dejó de comer,su psiquiatra tuvo que aumentar con otra medicación la cual le provocó alergia, y tuvimos que dejar de dársela y como último recurso para ayudarla recurrimos al cannabis».
Consultada sobre el retroceso que tuvo su hija en los logros conseguidos en base a la suspensión de las terapias, ella dice que «Todo esto pasa por que Fatima no asiste a sus terapias habituales. Su vida y la nuestra cambió 360 grados y todo lo que aprendió lo perdió. Las terapias virtuales que realiza no le sirven, ella tiene graves trastornos de comunicación ya que le cuesta socializar, y necesita el contacto con sus pares y sobre todo los perros, que hacían que toda crisis que ella tenía, ellos la contenían».
«Necesitamos con urgencia que se presente a quienes corresponda y se aprueben los protocolos para este tipo de necesidades, donde los papás y mamás ya no podemos más y nuestros hijos están sufriendo. Necesitamos ayuda para Fátima y todas las personas con discapacidad», expresó Jesica.