Una mañana, hace ya varios años, la ciudad se encontró con que la Plaza Alberdi ya no era la de entonces. Donde había una fuente blanca de dos platos, rematada por una pequeña figura mitológica de fundición, sólo quedaba el pedestal.
Había estado decayendo durante mucho tiempo. Primero se averió el sistema hidráulico, por lo que el agua quedó estancada en el plato inferior, y se empezó a llenar de basura. Después alguien dañó durante la noche una de las bandejas, y un empleado municipal decidió cortar por lo sano: la retiró completa. El problema fue que no se dio cuenta a la comunidad de la decisión y ni siquiera las autoridades de las reparticiones presuntamente involucradas –Parques y Paseos, Alumbrado, Cultura– supieron responder dónde estaba la fuente. Fue durante la gestión municipal de Julio Solanas. Mucho tiempo después, ya en la intendencia de José Carlos Halle, la figura popularmente conocida como la Sirenita (1890), que estaba en lo alto de la fuente, apareció en una vidriera del Museo de la Ciudad, y muchos respiraron aliviados.
Pero la fuente no fue reconstruida. Ahora, Art Restauro, la firma que está remozando 19 monumentos y las fuentes ornamentales de plazas públicas, está chequeando la localización de uno de los platos, para iniciar la puesta en valor y reposición en el lugar en el que estaba.
Trabajos. En diálogo con EL DIARIO, el especialista Raúl González, responsable de las restauraciones, indicó que se ha logrado recuperar el 90% de las piezas de fundición originales de la fuente. Lo que hay que hacer ahora es “ensamblarlas y volverlas a colocar en el sistema de montaje”. Se trata de una fuente de dos platos; el inferior tiene un diámetro mucho más grande que el superior, sobre el cual estaba la Sirenita, una figura de fundición de hierro que remataba la pieza. “La Municipalidad rescató partes de diferentes áreas y ahora están en el Museo de la Ciudad”, comentó González. El artista rescató el accionar del municipio al retirar la fuente, dado que “las piezas estaban sueltas, con riesgo de que las robaran” y “justamente porque se guardaron la fuente se pudo salvar”.
Se proyecta pintar las piezas con pintura epoxi de modo de protegerlas contra el óxido, la exposición al agua y el calor. Se pondrá en marcha también el sistema hidráulico. Pero una vez montada nuevamente, la fuente requerirá de revisiones periódicas, advirtió el especialista. “Las fuentes requieren mantenimiento. Hay muchos elementos que afectan las piezas metálicas, son muy vulnerables. Conviene darse una vuelta de vez en cuando controlando los mecanismos eléctricos hidráulicos”, señaló. Además, “los materiales se ven afectados por factores como los rayos UV, las condiciones climáticas, el arco de calor. Se va resintiendo el sistema de anclaje de bulones, tornillos, enroscado, varillas: la exposición al agua hace que se oxiden y se corten”, comentó.
Detalles. Se estima que la fuente de dos platos, junto con La Sirenita, fue comprada en forma completa, a diferencia de lo que sucedió con las fuentes más grandes (Plaza 1º de Mayo y Plaza Alvear), cuyas piezas fueron elegidas por catálogo. Es decir, las autoridades podían elegir con qué motivos adornar las fuentes. Se trata de una fuente con piezas de fundición en hierro que fue emplazada en 1890, según datos del Museo de la Ciudad. Al principio, la fuente estaba en el patio cuadriculado del Palacio Municipal, pero luego, en algún momento de la historia de la ciudad, las autoridades decidieron trasladarla a Plaza Alberdi.
Cuando fue desmantelada en el tiempo ya hace una década, las partes quedaron diseminadas por distintas reparticiones comunales. La más característica, la Sirenita, estuvo a resguardo en el Museo de la Ciudad. Se trata de un pequeño tritón de hierro fundido de cola bífida, que se inclina con los brazos cruzados sobre el pecho, y que coronaba la fuente de agua que estaba en el centro del paseo. Ese monumento aparentemente fue roto por vándalos al término de una noche de juerga y nunca fue repuesto en su sitio original. Sus restos pervivieron durante años en el museo, lejos de las flores y los setos que lo acompañaron durante gran parte de su existencia. Cuando parecía que la ciudad nunca más iba a disfrutar de la Sirenita, la comuna se apresta a montarla de nuevo, con sus partes restauradas y su sistema hidráulico repuesto, en el centro de la Plaza.
Puntos de luz
Ya se ha terminado la restauración del monumento/fuente de la Plaza Sáenz Peña, que incluye una placa de bronce realizada por el artista Israel Hoffman y un busto del presidente Roque Sáenz Peña. En este momento, Art Restauro está trabajando en las fuentes recubiertas con venecitas de la Plaza Carbó, detrás de Casa de Gobierno. En esos casos, se han retirado las piezas centrales de fundición, con el fin de restituir partes faltantes.
Un trabajo similar, pero de mayor envergadura, deberá hacerse en el caso de la fuente de Plaza 1º de Mayo que da a calle 25 de Mayo. “Contabilizamos 37 piezas faltantes de distintos tamaños. Son distintas en importancia pero por suerte todas las que faltan se corresponden con una pieza original disponible (en la misma fuente) para copiar. Cuando la pintaron de oscuro (durante la gestión Halle), se pintó sobre la faltante, no hubo un trabajo de reposición de las piezas”, recordó. “En un principio, las fuentes eran claras, blancas o de un gris muy claro. Esa es la tonalidad histórica, según se aprecia en las fotografías de Amancay Pinto, por ejemplo, que documenta fiestas populares que se hacían alrededor de la Plaza 1º de Mayo, o desfiles”, comentó González.
“Las fuentes fueron colocadas en 1870, tenían colores claros siempre con la intención de que sean fuentes luminosas. Originalmente eran de mármol, actuaban como un elemento de luz dentro de una plaza. Toda la diagramación del parque de la plaza se hacía en el mismo sentido: se ponía la hilera de árboles alrededor y se dejaba el punto de luz central: entonces la gente circulaba por el espacio fresco en verano, y cálidos en invierno y en el centro se daban los encuentros sociales donde la gente podía verse. Allí se ponían los monumentos”, precisó González.